139. La vida y la medicina, ciencias inexactas

Mayo 03, 2021
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139. La vida y la medicina, ciencias inexactas

Editorial del programa Razón de Estado número 139

 

Leyendo hace unos días a un grande y querido maestro, escritor de talla mundial, me recordó que Carpentier decía que el hombre ansía siempre una felicidad situada más allá de la porción que le ha sido concedida, pero su grandeza estriba en mejorar lo que es como ser humano; su grandeza está en las tareas que se impone.

En el Reino de los Cielos, escribe el maestro, no hay grandeza que conquistar, puesto que todo es reposo, deleite, jerarquía establecida, incógnita despejada, existencia sin término, imposibilidad de sacrificio.

Por ello, agobiado de penas y tareas, imponente dentro de su miseria, capaz de amar en medio de las plagas, el hombre solo puede hallar la medida de su grandeza en el Reino de este Mundo. 

Agrega el maestro, y la medida de su dignidad también. Pues solo aquí, en este mundo, donde los sentidos nos doblegan y las necesidades nos humillan, es posible volar como el faisán, alcanzado por el rifle, traspasado de dolor y sabiendo que morirá, pero erguido.

En estos días de angustias, incertidumbre y desesperanza para millones de familias, los retos se han hecho más grandes y las conquistas más lejanas.

Hemos perdido seres queridos, nuestra salud se ha visto amenazada, los trabajos se hicieron escasos y la economía familiar pasa por momentos difíciles.

Es en estos días cuando la vida nos exige que salgamos de nuevo en su busca, con ilusión, con optimismo, con esperanza, a pesar de las penas y los dolores.

Como todo en la vida, esto también pasará. Y quiero creer que la especie humana habrá aprendido las lecciones, las cosas nuevas y las mejores prácticas, para, a pesar de los obstáculos y las dificultades, a quienes nos corresponde, seamos capaces de dejar un mundo mejor para los que vienen. Un mundo más humano, más capaz de resolver con menos, un mundo más humilde y más consciente de la naturaleza, de sus recursos y de la necesaria responsabilidad y solidaridad que debe existir, entre ella y nosotros, y entre nosotros mismos.

La ciencia y la medicina son materias inexactas, a las que hoy, encima, está tocando experimentar con nosotros, los humanos. Con medicinas, con vacunas y con diagnósticos aproximados. No podía ser de otra forma. Para la mayoría es fácil confiar. Muchos se sienten obligados a creer. Y otros prefieren ser escépticos y desconfiados. El tiempo dirá.

Queda claro que las circunstancias que está tocando vivir a las generaciones que hoy somos parte de esta creación, están armando el nuevo rompecabezas que nos tocará vivir cuando salgamos del túnel de una pandemia.

Quiero creer y haré un acto de fe porque los seres humanos nos impondremos las tareas que los tiempos obligan, y a través de ellas y de su cumplimiento digno y cabal, seremos capaces de alcanzar la grandeza; capaces de vencer en las conquistas, que, en otro acto de fe, sigo creyendo que la especie humana merece.

 

 

 

 

 

 

 

 

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