358. Dionisio Gutiérrez: La historia no está escrita por los poderosos, sino por los valientes

Julio 07, 2025
FacebookMessengerWhatsappTwitterShare
358. Dionisio Gutiérrez: La historia no está escrita por los poderosos, sino por los valientes

Editorial del programa 358 de Razón de Estado


Desde las tierras de México y Colombia resuena el eco grave de la democracia cercada, la violencia fuera de control, la justicia desfigurada. Sus gobiernos convierten la Constitución en papel flexible, útil solo para envolver los caprichos del poder.

Lo que ocurre en México, más que una deriva institucional, es un acto de suicidio constitucional con premeditación y aplauso. Morena, ese engendro de partido que combina la liturgia del viejo PRI con disfraz de revolución ética, ha deformado al sistema de justicia en cómplice del poder y enemigo del ciudadano. Se eligen jueces no por su mérito, sino por su obediencia. Magistrados que ya no imparten justicia, sino ideología. Lo que antes se llamaba división de poderes, hoy es jerarquía sumisa bajo el imperio del credo populista.

No se ha abolido la Constitución —¡faltaría más!—; se ha hecho algo peor. Se la ha domesticado. Ya no prescribe límites, acomoda voluntades. Ya no protege al ciudadano del poder, sino al poder del ciudadano. El texto fundamental ha sido violado sin violencia y disfrazado de reformas que son mentira.

Sheinbaum, heredera del altar de AMLO, no representa una alternativa, sino la prolongación de un Estado monolítico donde el derecho ya no es norma, sino bandera. Y con esa bandera, no lo duden, vendrá la reforma electoral para restaurar la vieja dictadura perfecta.

El Gobierno de Petro en Colombia, con verbo inflamado y discurso de redención, repite la coreografía del caudillo moderno: desprecio a la ley, amor al decreto y pactos tácitos con lo más oscuro de la historia nacional. El narcotráfico y la guerrilla son socios del proyecto. La corrupción se viste de justicia social y el populismo se pinta de redención histórica. En realidad, más de lo mismo que contamina América Latina: el viejo clientelismo, la vieja impunidad, la nueva retórica.

En Colombia, se han instalado las ideas perversas de que el poder popular —como si tal cosa existiera sin ley ni límites— autoriza cualquier arbitrariedad; que la voluntad de un presidente sustituye la voluntad general, y que gobernar es mandar, no servir.

Y mientras el crimen organizado se sienta a la mesa, la ciudadanía es tratada como intrusa en su propio país. El Estado se ha hecho instrumento de una facción. Todo se negocia. Todo se impone.

Mejicanos y colombianos: la democracia y la libertad se defienden con acciones, con votos, vigilancia y coraje. Es tiempo de recordar que el poder sin límite es tiranía, y que la Constitución, sin ciudadanos que la exijan, es papel mojado. Es tiempo de recordar que la historia no está escrita por los poderosos, sino por los valientes.

 

FacebookMessengerWhatsappTwitterShare