243. Dionisio Gutiérrez: Calientes, mojados y contaminados

Abril 24, 2023
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243. Dionisio Gutiérrez: Calientes, mojados y contaminados

Editorial del programa Razón de Estado número 243


 

Falsificadores, negacionistas, escépticos, bandidos, ignorantes, tiranos, oportunistas, por un lado; científicos y líderes responsables y capaces por el otro, son perfiles que aplican, según el caso, a las personas que están a cargo de gobiernos e instituciones desde donde se afectan, para bien y para mal, la vida y el bienestar de los pueblos del mundo.  

Hoy, queremos plantear la relación que existe entre las fuentes de energía y el cambio climático, y el papel que juegan los personajes descritos, que creen que mandan, por votos, o por balas.    

¿Qué datos tenemos? 

Llevamos 300 años usando carbón, gas y petróleo. Sin ellos, seguiríamos en las cavernas. Pero, son fuente de contaminación, dañan el ambiente y suben la temperatura del planeta. 

En los últimos 30 años – sobre todo en los últimos 10 – hemos visto un alarmante aumento, en cantidad e impacto, de temperatura, tornados, huracanes, sequías, cosechas arruinadas, inundaciones, enfermedades, pérdida de biodiversidad, subida de costos, sufrimiento.   

Los científicos aseguran que los humanos somos la causa principal del cambio climático. Otros afirman que se trata de un cambio de ciclo.

Lo que está cada día más claro es que si los humanos dejáramos de contaminar con el uso de enérgía fósil, ayudaría, y bastante.    

Para lograrlo, enfrentamos dos desafíos:

El primero es que los oportunistas mezclaron el cambio climático con su agenda ideológica, los tiranos que matan y contaminan quieren usar su petróleo y los bandidos que gobiernan en algúnos países solo están interesados en robar. Negacionistas e ignorantes les siguen el juego.   

El segundo desafío es el costo que tiene y el tiempo que toma la transición a fuentes de energía limpia y renovable.  

La Agencia Internacional de Energía pretende que para 2050 hayamos reducido las emisiones, o sea, la contaminación, a cero; y afirma que, 30 años después, el daño que hemos provocado desaparacería de la atmosfera.

Tenemos las tecnologías para lograrlo, pero, intereses políticos y económicos de corto plazo parecen una barrera insalvable.

En el mediano y largo plazo está claro que la energía limpia es el mejor y más honorable negocio que los humanos podemos hacer para nuestra salud, economía y seguridad. Y la siguente generación nos lo agradecerá.   

También está claro que para lograrlo, debemos resolver las crisis en la democracia, mejorar los liderazgos globales y motivar a los ciudadanos para que participen en el debate público.  

Así como el cuerpo humano tiene capacidad de curarse a sí mismo de forma natural cuando se le trata bien, sería ingenuo y peligroso no hacer lo mismo con nuestro planeta. ¿Le damos una oportunidad?
 

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