“La única forma que nos sigue quedando para salir adelante es seguir promoviendo la inversión, creando oportunidades de trabajo y empujar el desarrollo de Guatemala”

Septiembre 05, 2005
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Dionisio Gutiérrez habló en una entrevista sobre su vida personal y de los proyectos que tenía a futuro en 2005, cuando estaba en planificación el complejo empresarial Pradera, que hoy es una realidad en la zona 10 capitalina.

 

Por Adrián Velásquez, fotos: Ange Bourda.

Aquel hombre mueve la máquina pulidora hábilmente sobre ladrillos color crema, riega más pasta metro a metro hasta lograr su objetivo; pareciera que su trabajo nunca terminará, porque continúan pasando cientos de pisadas sobre los ladrillos ya pulidos brillantes. Nadie sabe qué hace qué, pero como hormigas los hombres se ven preocupados y tienen un objetivo, finalizar su tarea encomendada. Eso es Pradera Concepción una semana antes de abrir sus puertas.

Ese mismo día el presidente de Multi-Inversiones, una de las corporaciones que hizo posible este proyecto está volando sobre el área para chequear que todo marche según los planes establecidos.

Esa misma tarde, Dionisio Gutiérrez nos había citado para darnos la entrevista, llegó unos cuarenta y cinco minutos tarde.

“Disculpen, pero hoy fue un día duro, tuve que chequear cómo va Pradera en Chimaltenango, luego ver los terrenos de Pradera Huehuetenango, otro proyecto por comenzar, y regresar a supervisar los pasos subterráneos de ingreso a Pradera Concepción, finalmente el helicóptero me dejó aquí”, dice Gutiérrez, en su oficina ubicada en el Penthouse del Centro Empresarial de la zona 10, decorada con muebles y tapicería de madera, llama la atención una obra del maestro González Goyri y muchas fotos de los Gutiérrez con personalidades que van desde Ricardo Arjona, José José, José María Aznar, Óscar Berger, y de cuando la cabellera de sus sienes no tenía el color del tiempo. “Mirá qué joven estaba”, expresó con asombro Ange.

Vestido de chumpa azul, con la insignia de Pollo Campero en la parte superior del brazo derecho, camisa blanca, jeans azul y zapatos negros, con tono de voz amigable nos invita a sentarnos en una sala de sesiones. Su tono y expresiones no cambian casi nada de como lo vemos en el programa de televisión Libre Encuentro. Durante la entrevista nos contó que, ya casi va a cumplir 15 años de transmisiones, y que el programa nació en un momento de mucha adrenalina, cuando dejaba la presidencia de la Cámara de la Libre Empresa. Así comienza nuestra charla.

Antes de sentarnos, dice que nos dará la primicia de la construcción de cuatro torres ubicadas frente a Pradera Próceres, nos enseña el proyecto visual. Impresionante.

EN LA LISTA DE LOS EMPRESARIOS MÁS INFLUYENTES DE LA LATINOAMÉRICA

¿Acepta usted que es uno de los empresarios de mayor influencia en América Latina?

Esas son cosas que pueden o no aceptarse, son cosas de las que lo señalan a uno para bien o para mal. Yo creo que al final es por la participación pública, uno va asumiendo posiciones a favor o en contra de determinadas cosas y eso va creando una imagen y al final desarrollando una opinión. Entiendo que hay un escritor y periodista que desarrolla este tema y me escogió a mí, yo no sé si agradecérselo o no, pero en toco ciclo parece que de allí viene de un libro periodístico.

¿Cómo es un día en la vida de Dionisio Gutiérrez?

Yo arranco de las cinco y media a seis menos cuarto todos los días, leo una hora por la mañana, luego trato de hacer ejercicios entre una hora y hora y media, después leo otras dos horas todo tipo de material de investigación, periodísticos, etc. Cambia según haya compromisos de trabajo. Normalmente tengo entre siete y diez reuniones al día, almuerzo normalmente fuera de mi casa, nunca en restaurantes, normalmente en las oficinas. Evito hacer almuerzos de negocios porque creo que quita mucho tiempo. Trato de estar de seis a nueve de la noche con mis hisjos y de ahí trabajo dos o tres horas más, leyendo o contestando los correos electrónicos. Normalmente mis días terminan a las once de la noche.

¿Cuál es el libro de cabecera actualmente?

Estoy leyendo muchos sociólogos. Max Webber, a los clásicos como Platón, Aristóteles. También Herman Hesse entre otros, pero me gusta mucho leer a Gabriel García Márquez, Octavio Paz Borges, escritores que son maravillosos.

De los personajes que ha entrevistado en Libre Encuentro, ¿cuál le ha cautivado más?

Recuerdo el programa memorable con don Belisario Betancourt, expresidente colombiano; Ricardo Lagos, expresidente de Chile; José María Aznar, expresidente de España, un estadista de peso completo. Hay otros personajes que los recuerdo por todo lo contrario. Pero talvez los programas que más me han gustado son los de Navidad, porque todo el año uno se pasa hablando de problemas y de cuestiones desagradables y los de Navidad son un espacio especial donde hago mucho más contacto con la gente del pueblo.

“Además de comercios va haber edificios de oficinas, con el objetivo de que la gente ya no tenga que bajar a la capital y que puedan satisfacer sus necesidades de compras. Esto va a ir llamando toda la red de servicios que necesita un ciudadano para vivir”.

El programa que menos le ha gustado

Recordar los nombres de estos personajes es darle más importancia de la que tienen ya sabemos cuáles son -risas-.

¿Qué país le ha cautivado más en sus viajes y que desearía se convirtiera en Guatemala?

Un país que por cercanía histórica y por venir de donde vienen y por ver como están hoy, que me parece que es un modelo fascinante, es el modelo español. Cómo hacen su transición democrática después de una dictadura militar, como a partir de un pacto político que ellos le llamaron el Pacto del Moncloa. España tácticamente en 20 años logra su desarrollo económico, político y social, y llega a ser respetado como país del primer mundo. En los diez años del presidente Aznar, España tuvo un crecimiento espectacular, ya como parte de la Comunidad Europea. Me parece que es un modelo digno de imitar. En este lado del atlántico, Chile obviamente como un gran ejemplo.

¿Cómo nace su vocación periodista?

Esa misma pregunta me hago todas las semanas.

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