299. Dionisio Gutiérrez: "Son una pandilla de cobardes"

Mayo 20, 2024
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299. Dionisio Gutiérrez: "Son una pandilla de cobardes"

Editorial del programa Razón de Estado número 299.


 

Cada día, aumenta el consenso sobre el hecho de que las organizaciones de las letras en mayúscula y los funcionarios que viven de ellas sirven para poco. Sí, son esas entidades tan importantes que cuestan tanto dinero a los pueblos, y que, estando obligadas a promover, preservar y defender los valores de la democracia, la justicia y la libertad, se dedican a filosofar, a enredar y al buen vivir. 

Así es, en lugar de cargar y resolver, se cuelgan y complican. Se dedican a las formas olvidando el fondo.  

Decía una señora en Caracas, que perdió a su esposo porque en las dictaduras ni las clínicas privadas funcionan, “son una pandilla de cobardes, ni siquiera llaman a las cosas por su nombre. Esto no es gobierno, es una organización criminal que tiene al país secuestrado; y dónde están los de las letras”, remataba.    

A los dramas crecientes de este presente volátil e incierto, se suma una grave realidad – la causa y el origen de los problemas – y es que en América Latina vemos cada día más alcaldes, diputados, ministros, presidentes y gobiernos que se dedican a saquear y destruir ciudades, Estados y naciones; a mutilar vidas, ilusiones y esperanzas.  

Entre los Castros, Ortegas y Maduros, pasando por los Amlos, Petros, Evos y Correas; lo que fue el peronismo, lo que sigue sucediendo en Perú y ni hablemos de Centroamérica; en medio de estos extravíos, se está decidiendo nuestro futuro, al mismo tiempo que estamos demasiado ocupados trabajando para ganar el sustento diario. En el mundo de hoy, queda poco para nada más.   

La política, los partidos políticos, y por eso, los gobiernos, están capturados por un cenáculo de inútiles, oportunistas y delincuentes que están destruyendo un número creciente de naciones. La academia está cada día más en manos de progres y resentidos que jamás han tenido en sus manos una pala o una calculadora, y por eso, están mal formando a una generación de marcianos que se enteran de poco. Y las élites, calladas o escondidas, en lo suyo. 

Si no cambiamos el rumbo, las generaciones de hoy caeremos, como la gente de las letras mayúsculas, en la peor categoría que la historia ofrece: la irrelevancia.   

El optimismo vendrá de que seamos capaces de celebrar procesos electorales libres; pero el éxito se alcanzará cuando mejoremos la oferta de políticos. El mundo necesita mejores gobiernos para corregir el presente y salvar el futuro.

 

 

 

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