148. Con la mente y el corazón más abiertos

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148. Con la mente y el corazón más abiertos

Editorial del programa Razón de Estado número 148


 

Los habitantes de todo el planeta cumplimos un año y medio de enfrentar a un enemigo común que amenaza nuestra salud, nuestra vida y nuestra economía de formas tan drásticas y determinantes que se puede afirmar que después de la pandemia, seremos habitantes de un mundo distinto. Un mundo que, cuando se alivien los dolores y los duelos, puede ser mejor del que dejamos en aquel lejano marzo de 2020; pero, solo, si aprendimos, con honradez y humildad, las lecciones que esta crisis dejará.

Los sacrificios han sido grandes, el costo alto y las pérdidas mayores. Pero la nación, nuestro mundo y nuestro tiempo enfrentan una encrucijada de la que no se sale a precio bajo.

En esta crisis ¿a quién no le han invadido las preocupaciones? ¿quién no ha pasado miedos, temores e incertidumbre sobre cómo y cuándo esto terminará?

Y es que, el miedo paraliza y el instinto de conservación debilita la razón. Emociones estas que se procesan en la mente, pero se dirimen en el corazón; y éste, es un momento en el que los seres humanos debemos darnos permiso para ser humanos. Es la humanidad en nosotros la que nos permite ser empáticos, solidarios y generosos.       

Si me preguntan qué ilusión tengo para cuando salgamos de este laberinto que estamos viviendo; un laberinto complejo y de varios niveles, que afecta la salud, la economía, la política, la vida; diría que la ilusión que tengo es que salgamos de ésta, con la mente y el corazón más abiertos para construir sociedades más libres, más solidarias, más comprometidas y dispuestas al trabajo en equipo, a la unión y a la formulación de sumas que multipliquen.

El destino y la complejidad del mundo de hoy nos obligan a ser creativos, audaces, incluso temerarios. El mundo de hoy no está para paños tibios, ingenuidades, prejuicios o descalificación. Nos necesitamos todos a todos. 

Hemos ganado batallas importantes, y aunque la pandemia, la economía y la política sigan dando problemas, así como fue el pasado de nuestros antepasados, nuestro futuro también será uno de seguir luchando para seguir ganando batallas. Así es la vida. 

Para la mayor parte de América Latina, podríamos estar en la mitad de la pandemia. La historia nos recuerda que éstas duran 4 años y que a veces hacen cruces que nos dejan destemplados. Por eso, y porque con recursos escasos se hace más difícil enfrentar los golpes de la naturaleza, como una pandemia, busquemos lo que nos hace ser mejores y demostremos con acciones y con hechos de lo que estamos hechos los chapines, para sobrevivir, para vencer. Esto es hoy lo que vale, lo que pesa y lo que cuenta.   

Fortalecer la esperanza por la vida y rescatar la ilusión en el futuro es el deber de los ciudadanos de una nación como la nuestra; ciudadanos que, además, somos habitantes de un planeta, en el que, solo juntos con los de nuestra especie en otras geografías, con respeto, responsabilidad y solidaridad, saldremos adelante. 

 

 

 

 

 

 

 

    

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