165. Por la libertad de Venezuela

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165. Por la libertad de Venezuela

Editorial del programa Razón de Estado número 165


Para las víctimas de la violencia, la persecución y la represión. Para los prisioneros políticos, prisioneros de conciencia. Para aquellos en el exilio, para aquellos que piensan diferente. Para quienes luchan cada día por una mejor Venezuela.

Estas son las palabras con las que Leopoldo López, perseguido por la dictadura chavista, dedicó su diario clandestino, el que fue escribiendo, con el paso de los días y los meses, desde Ramo Verde, la cárcel militar donde lo tuvieron como prisionero político, como prisionero de conciencia, después de que él mismo se entregó a la dictadura en febrero de 2014.

Fue hasta octubre de 2020, después de cambios de lugar de detención y momentos de gran peligro, que Leopoldo López logró escapar de Venezuela, para reunirse con su familia en Madrid. Hace solo 12 meses.

Después de abrazar a su familia y agradecer a la gente que le ayudó a recuperar su libertad, las primeras palabras que salieron de su alma fueron que seguirá luchando por que su país tenga elecciones libres, por el bienestar de su gente, por la libertad de su pueblo.   

La cobarde narco dictadura de Caracas encerró a Leopoldo López por ser un líder de oposición, por exponer los abusos de esa tiranía, por pensar diferente.  

La dictadura de Caracas tiene en este momento cerca de 270 presos políticos, víctimas de la justicia injusta, como le llama Leopoldo a la justicia del chavismo, una justicia prostituida y al servicio de la mafia criminal que tiene ocupado ese territorio que lleva el nombre de Venezuela, la tierra de Bolívar.    

Solo quienes viven bajo la opresión de las dictaduras saben del terror que se sufre cada día y del dolor y la asfixia que provoca sentirse despojado de su libertad.      

Venezuela está hundida en la miseria, el desabasto, la inflación y la zozobra. La pobreza extrema sobrepasa el 50% en un país donde más del 80% son pobres. En un país que tenía los recursos y la oportunidad de ser uno de los más ricos del planeta.

La crisis humanitaria que sufren los venezolanos no tiene precedentes en el continente americano. El chavismo usó la democracia para inhabilitar la democracia. Y con el socialismo del Siglo XXI hizo de Venezuela el Burundi africano de América Latina.   

Chávez y Maduro convirtieron a Venezuela en un Estado fallido que amenaza la seguridad de la región y que ha expulsado a millones de venezolanos de los que otros gobiernos se hacen cargo hoy. Estos, democráticos y solidarios.

Ya se ha dicho y escrito todo sobre el chavismo y Maduro, su heredero. Venezuela es una nación secuestrada, sometida y ultrajada ante la mirada pasiva, indiferente, y con frecuencia hipócrita, del mundo occidental. Hay voces tímidas de protesta en la comunidad internacional pero la realidad evidente no cambia. Hará falta mucho más que esto para liberar Venezuela.   

Por eso es tan importante apoyar a líderes como Leopoldo López, que arriesgaron su vida y sacrificaron su libertad por la causa de la democracia en Venezuela.  

En sus años de cautiverio forzado e injusto, Leopoldo cuestionó y confirmó sus ideales, revalidó sus convicciones, se prometió a si mismo que el honor y la decencia guiarían sus iniciativas políticas, y juró pelear hasta el final por la libertad de Venezuela.

Por eso, Leopoldo López y los líderes de la oposición que comparten estos ideales deben unirse y deben ser la bandera y el estandarte que pronto entrarán por la puerta grande en la tierra de Bolívar para devolverla a la libertad. 

 

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