222. Un desafío extraordinario

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222. Un desafío extraordinario

Editorial del programa Razón de Estado número 222


 

Vivimos en el campo, en pueblos pequeños y ciudades grandes. Somos 640 millones de seres humanos que compartimos un continente, tenemos ilusiones comunes y deseos de vivir en libertad.

Nos llaman latinoamericanos, hispanohablantes o simplemente latinos. Somos alegres, generosos, gente de buena fe

Es cierto que vivimos tiempos de prisas, preocupaciones e incertidumbre; la economía global se hizo insuficiente, la tecnología nos agobia, la política nos decepciona; pero el optimismo y la esperanza siempre nos acompañan.

Vivimos tiempos de malas noticias, amenazas y miedos compartidos. Estos son los titulares y el contenido de los discursos en los cuatro puntos cardinales.     

Con serenidad, pero sobre todo con responsabilidad y optimismo, a partir de hoy, gracias al generoso canal de las américas, desde esta tribuna que lleva el nombre de Razón de Estado, haremos nuestro mejor esfuerzo para traerles una voz informada, respetuosa, clara, firme, sin dobleces.    

Desarrollar naciones para que su gente viva en libertad y democracia, con dignidad y bienestar, tiene como primera condición que la política esté en manos de estadistas, tecnócratas y funcionarios que comprenden que el honor, la decencia y el respeto a la ley son imprescindibles; y que las políticas públicas que decreten solo darán resultado si están fundadas en los valores de la libertad, el respeto a la vida y a la propiedad privada. Políticas públicas fundadas en el Estado de Derecho que ofrece certeza jurídica.

La segunda condición es que la economía crezca lo suficiente para crear oportunidades para todos, sin olvidar que la economía solo crece si la política funciona.

Desde las tribunas donde he tenido el privilegio de expresar mi voz con libertad, esta ha sido, con demasiada frecuencia, un grito de protesta por la quiebra moral en la política y la desvergüenza de tanto delincuente que se hace llamar político.

Desde hace años he denunciado que el verdadero enemigo a vencer en América Latina es nuestro subdesarrollo político. Somos una región en la que se han perdido el orden, la ética y la estética que la democracia exige; y por eso, vivimos en caos sistémicos marcados por la incompetencia política, el populismo, la criminalización del Estado y la indiferencia ciudadana. Viejos males que erosionan nuestro presente y amenazan nuestro futuro. 

Construir naciones prósperas, libres y modernas tiene como condición que suficientes mentes, corazones y voluntades coincidan defendiendo y promoviendo los valores de la democracia liberal y republicana; democracias que respetan la ley, dan su lugar al ciudadano, al ser humano, el centro de la creación. 

América Latina vive años de incertidumbre, frustración y desesperanza; una realidad que no permite proponer ni prometer soluciones fáciles. Quien lo haga no construye democracia; practica la demagogia.

A partir de hoy, tendrán ustedes mi compromiso y mi palabra, para promover y defender, con optimismo y convicción, los valores que fundan el manifiesto liberal en que creemos.

Cada semana, gracias a NTN24, el canal de las Américas, desde Razón de Estado, llegaremos a ustedes, para compartir y demostrar que los valores de la libertad, hoy más que nunca, mantienen su relevancia indiscutible, su efectividad y su vigencia.   

Los latinos somos gente buena, queremos vivir en un continente libre, con justicia, sin odio, con respeto, sin conflicto. Queremos ser naciones solidarias donde se dignifica al ser humano; con juventudes que reivindican la política.

Queremos ser pueblos para los que el honor y la decencia tienen significado; países donde merece la pena nacer y morir. Queremos ser naciones con democracia, Estado de Derecho, desarrollo y libertad.  

 

 

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